martes, 5 de abril de 2011

Cantar de los cantares



Hacía ya tiempo que me rondaba la idea de leerme el Cantar de los cantares, siempre lo pintan tan erótico que tenía curiosidad de ver hasta que punto llegaba la sensualidad del texto. En realidad no es más que una composición poética en donde tanto el amado como amada aluden al otro de forma amorosa, y bastante casta para lo que me imaginaba.

Aquí dejo algunos de los fragmentos que más me han gustado.



El anhelo de la esposa

Que me bese ardientemente con su boca!
Porque tus amores son más deliciosos que el vino;
Sí, el aroma de tus perfumes es exquisito,
tu nombre es un perfume que se derrama:
por eso las jóvenes se enamoran de ti.
Llévame contigo: ¡corramos!
El rey me introdujo en sus habitaciones:
¡gocemos y alegrémonos contigo,
celebremos tus amores más que el vino!
¡Cuánta razón tienen para amarte!





Como un manzano entre los árboles silvestres,
es mi amado entre los jóvenes:
yo me senté a su sombra tan deseada
y su fruto es dulce a mi paladar.
Él me hizo entrar en la bodega
y enarboló sobre mí la insignia del Amor.
Reconfórtenme con pasteles de pasas,
reanímenme con manzanas,
porque estoy enferma de amor.



En mi lecho, durante la noche, busqué al amado de mi alma.
¡Lo busqué y no lo encontré!
Me levantaré y recorreré la ciudad;
por las calles y las plazas,
buscaré al amado de mi alma.
¡Lo busqué y no lo encontré!
Me encontraron los centinelas
que hacen la ronda por la ciudad:
"¿Han visto al amado de mi alma?"
Apenas los había pasado,
encontré al amado de mi alma.
Lo agarré, y no lo soltaré
hasta que lo haya hecho entrar
en la casa de mi madre,
en la habitación de la que me engendró.




Yo soy para mi amado,
y él se siente atraído hacia mí.
Invitación al encuentro amoroso
¡Ven, amado mío,
salgamos al campo!
Pasaremos la noche en los poblados;
de madrugada iremos a las viñas,
veremos si brotan las cepas,
si se abren las flores,
si florecen las granadas...
Allí te entregaré mi amor.
Las mandrágoras exhalan su perfume,
los mejores frutos están a nuestro alcance:
los nuevos y los añejos, amado mío,
los he guardado para ti.


P.D.: Las imágenes provienen de una sesión fotográfica de Ellen von Unwerth a Maryna Linchuk para la edición turca de Vogue.