miércoles, 14 de diciembre de 2011

miércoles, 7 de diciembre de 2011

En mis sueños


Hay en cada uno de nosotros, aun en los de pasiones más moderadas, deseos verdaderamente temibles, salvajes y contra toda ley. Y eso se evidencia claramente en los sueños.

Sócrates (469–399 a.d.C.)

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Dear...

Miradas indiscretas I



Ella que pasa



Paso que pasa
Rostro que pasabas
Qué más quieres
Te miro
Después me olvidaré
Después y solo
Solo y después
Seguro que me olvido.

Paso que pasas
Rostro que pasabas
Qué más quieres
Te quiero
Te quiero sólo dos
O tres minutos
Para quererte más
No tengo tiempo.

Paso que pasas
Rostro que pasabas
Qué más quieres
Ay no
Ay no me tientes
Que si nos tentamos
No nos podremos olvidar
Adiós.

Mario Benedetti.

martes, 29 de noviembre de 2011

El saber sí ocupa lugar

"Si sabía un número de cosas fuera de lo común, ignoraba otras tantas de todo el mundo conocidas. De literatura contemporánea, filosofía y política, estaba casi completamente en ayunas. Cierta vez que saqué yo a colación el nombre de Tomás Carlyle, me preguntó, con la mayor inocencia, quién era aquél y lo que había hecho. Mi estupefacción llegó sin embargo a su cenit cuando descubrí por casualidad que ignoraba la teoría copernicana y la composición del sistema solar. El que un hombre civilizado desconociese en nuestro siglo XIX que la tierra gira en torno al sol, se me antojó un hecho tan extraordinario que apenas si podía darle crédito.
––Parece usted sorprendido ––dijo sonriendo ante mi expresión de asombro––. Ahora que me ha puesto usted al corriente, haré lo posible por olvidarlo.
––¡Olvidarlo!
––Entiéndame ––explicó––, considero que el cerebro de cada cual es como una pequeña pieza vacía que vamos amueblando con elementos de nuestra elección. Un necio echa mano de cuanto encuentra a su paso, de modo que el conocimiento que pudiera serle útil, o no encuentra cabida o, en el mejor de los casos, se halla tan revuelto con las demás cosas que resulta difícil dar con él. El operario hábil selecciona con sumo cuidado el contenido de ese vano disponible que es su cabeza. Sólo de herramientas útiles se compondrá su arsenal, pero éstas serán abundantes y estarán en perfecto estado. Constituye un grave error el suponer que las paredes de la pequeña habitación son elásticas o capaces de dilatarse indefinidamente. A partir de cierto punto, cada nuevo dato añadido desplaza necesariamente a otro que ya poseíamos. Resulta por tanto de inestimable importancia vigilar que los hechos inútiles no arrebaten espacio a los útiles.
––¡Sí, pero el sistema solar..! ––protesté.
––¿Y qué se me da a mí el sistema solar? ––interrumpió ya impacientado––: dice usted que giramos en torno al sol... Que lo hiciéramos alrededor de la luna no afectaría un ápice a cuanto soy o hago."

Estudio en Escarlata, Conan Doyle (Watson escribe sobre Sherlock Holmes).


"Que quede dicho, de una vez por todas: hay muchas cosas que no quiero saber. La sabiduría marca unos límites, incluso al conocimiento."
F. Nietzsche

domingo, 6 de noviembre de 2011

Feliz No Cumpleaños


Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.



Y aquí el poema "Cumpleaños" completo:
Yo lo noto: cómo me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños.

Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!

Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.

Ángel González

sábado, 5 de noviembre de 2011

Pasiones


"El tipo puede cambiar de todo, de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios, pero hay una cosa que no puede cambiar Benjamín, no puede cambiar de... pasión."

El secreto de sus ojos

martes, 1 de noviembre de 2011

viernes, 14 de octubre de 2011

Hombres como los de antes




No siempre quienes frecuentan el bar de Lola son tíos. A veces se cuela alguna torda canónica, segura y brava, de las que entran taconeando –o no– con la cabeza alta; y cuando un desconocido les dice hola, nena, sugieren que llame nena a la madre que lo parió. Hace un par de semanas entró María: cuarenta largos y una mirada de esas que cortan la leche del café que te llevas a la boca, o deshacen en el vaso la espuma de tu cerveza. «¿Y qué hay de los pavos?», me soltó a bocajarro. «¿Qué hay de esos tiñalpas ordinarios marcando paquete y tableta de chocolate que parecen salidos de un casting de Operación Triunfo, o de esos blanditos descafeinados y pichafrías que pegan el gatillazo y se pasan la noche llorándote en el hombro y llamándote mamá?»

Eso fue, exactamente, lo que me preguntó María apenas se acodó en la barra, a mi lado. Y como me pilló sin argumentos –estaba distraído mirándole el escote a Lola, que fregaba vasos tras el mostrador– me agarró de un brazo, llevándome a la ventana. «Observa, Reverte», dijo señalando a un cacho de carne de hamburguesería que pasaba vestido con chanclas y camiseta andrajo de marca, zapatillas fosforito, los pantalones cortos caídos sobre las patas peludas, rotos y con la bragueta abierta y el elástico de los kalviklein asomándole bajo los tocinos tatuados. Luego señaló a otro que pasaba con una mano en un pezón de su novia y el móvil en la otra. «Fíjate», dijo. «Fulano indudablemente buenorro, cuerpazo sin deformaciones de bocatería; pero ha decidido ponerse pijoguapo de diseño y te partes, colega. Y no te pierdas el meneíto leve del culo, aprendido de la tele. Antes imitaban a Humphrey Bogart y ahora imitan a Bustamante. ¿Cómo lo ves? Te apuesto lo que quieras a que si la novia tropieza, o lo que sea, lo oímos cagarse en la hostia y decirle a la churri: joder, tía, ¿vas ciega o qué? Casi me tiras el Nokia.»

Volvemos a la barra, María enciende un cigarrillo y me mira de soslayo, guasona, mientras pide una caña para mí y un vermut para ella –«Con aceitunas, por favor»–. Luego me echa despacio el humo en la cara y pregunta, para emparejar con Ava Gardner y compañía, dónde están ahora aquellos pavos con registros que iban de Clark Gable a Marlon Brando. Aquel blanco y negro, o technicolor, donde lo más ligero que una se echaba al cuerpo era el toque ligeramente suave y miope del James Dean de Gigante. Porque daba igual que en la vida real –el cine era el cine, etcétera– alguno tocara al mismo tiempo saxofón y trompeta; el rastro que dejaban era lo importante: Rock Hudson siempre correcto, servicial y enamorado. El torso de Charlton Heston en El planeta de los simios. Los ojos de Montgomery Clift en aquella estación de Roma, donde estaba para comérselo. O, pasando a palabras mayores, Burt Lancaster revolcándose en la playa con Lana Turner, Cary Grant en el pasillo del hotel con Grace Kelly, Gary Cooper a cualquier edad y en donde fuera o fuese, y algún otro capaz de descolocar a una hembra como Dios manda y hacerle perder los papeles y la vergüenza: Robert Mitchum en El cielo lo sabe, por ejemplo. «¿Ubi sunt, Reverte?».

Y no me vengas, añade María mordisqueando una aceituna, con que eran cosa del cine. También en la vida real resultaban diferentes. «Esos hombres que antes se habrían tirado por la ventana que ir sin chaqueta y mostrar cercos de sudor, ¿los imaginas saliendo a la calle en chanclas o chándal, con gorra de béisbol en vez de sombrero que poder quitarse ante las señoras?... Añoro esos cuerpos gloriosos de camisa blanca y olor a limpio, o a lo que un hombre deba oler cuando, por razones que no detallo, no lo está. No era casual, tampoco, que en las fotos familiares nuestros padres fueran clavados a Gregory Peck, o que hasta el más humilde trabajador pareciese cien veces más hombre que cualquiera de los mingaflojas que hoy arrasan entre las tontas de la pepitilla que se licúan con Bruce Willis, con Gran Hermano o con tanta mariconada. ¿Qué iba a hacer hoy Sophia Loren con uno de estos gualtrapas? Hasta los niños de antes, acuérdate, procuraban caminar con desenvoltura, espalda recta y aire adulto, para dejar claro que sólo los pantalones cortos les impedían ser señores y llevarnos de calle a las niñas. Hablo de hombres de verdad: masculinos, educados, correctos en el vestir, silenciosos cuando la prudencia o la situación lo requerían; torpes, tímidos a veces, pero fiables como rocas, o pareciéndolo. Aunque te miraran el culo. Hombres con reputación de tales, que te hacían temblar las piernas con una mirada o una sonrisa. Señores a los que, como tú sueles decir, era posible llamar de ese modo sin tener que aguantarse las carcajadas; a diferencia de ahora, que en los rótulos de las puertas de los servicios llaman caballero a cualquiera.»

Arturo Pérez-Reverte

miércoles, 27 de julio de 2011

Sunset




Uno de mis muchos proyectos de este verano (tantos que no sé si podré realizarlos todos), es ver todas esas películas actuales que siempre dejo pendientes, o aquellas que me han recomendado. Actuales para mí, son las que van desde la década de los años 80. Ya he visto unas cuantas: Antes del amanecer, Antes del atardecer, Un ciudadano ejemplar, Candy, Blue Valentine, Memorias de África, El curioso caso de Bejamin Button... Y espero continuar engrosando la lista, aunque el problema es que quiero también ver Western, de guerra, españolas... Planeo ver mucho cine, y creo que si además sumo el resto de proyectos no voy a tener mucho tiempo para dormir.

sábado, 9 de julio de 2011

Rojo que te quiero rojo

TRES VESTIDOS ROJOS

A los cincuenta y siete tacos, uno conserva pocos mitos. La vida los liquida uno tras otro. Sin embargo, algunos individuos tienen, o tenemos, cierta facilidad para aferrarse a los suyos, defendiéndolos como gato panza arriba. De tales mitos, los procedentes del cine sobreviven en la gente de mi generación; quizá porque cuando nos alimentábamos con programas dobles y bolsas de pipas, sólo el cine y los libros inflamaban la imaginación hasta el punto de marcar vidas y destinos. Esa magia terminó hace tiempo. El cine ya no es así, y la televisión es otra cosa. Tampoco los espectadores son los mismos. Ni siquiera los niños, esos pequeños cabrones de lógica demoledora, llegan al momento oportuno con la parcela de inocencia y territorio en blanco virgen, lista para ser cubierta, que traían antes. Los nuevos mitos vienen de otros sitios, no del cine. O apenas de él. Como me dijo una vez en San Sebastián Pedro Armendáriz hijo, el cine sólo fue de verdad cuando era mentira.

Precisamente en el bar legendario del hotel María Cristina reflexionaba yo sobre esto hace unas semanas, durante los últimos días del festival de este año, con Meryl Streep sentada a dos metros y medio. Adolfo, el barman perfecto, viejo amigo mío, me estaba poniendo una piña colada –es un genio para mezclar mariconadas alcohólicas–, y yo dije: Adolfo, colega, este bar ya no es lo que fue. El cine de siempre se ha ido a tomar por saco. Ahí la tienes. Un mito de Hollywood, y nadie se fija en ella. Parece una turista guiri educada, con sus gafas de lectora de Philip Roth y su plano de la ciudad, a punto de irse al casco viejo en busca de un tablao flamenco. Tiene el mismo glamour que una concejal de ANV. Esta pava ha sido novia de Robert de Niro en El cazador, y mujer del teniente francés; y el barón Blixen, o uno de ésos, le pegó un sifilazo en Memorias de África mientras se la trajinaba Robert Redford. Y aquí me tienes, chaval. Tócame el pulso. Ni siquiera siento las piernas. El mundo se derrumba, Adolfo. Y tú y yo nos enamoramos. De Kim Novak.

Aquella misma noche, sin embargo, los viejos mitos del cine vinieron en mi auxilio. Estaba en el rincón de siempre, la mesa de la esquina, con el director de cine Imanol Uribe y mi productor de toda la vida, Antonio Cardenal, que además es casi mi hermano. Hablando de otros tiempos y otras películas. El bar estaba desolado, sin un mito que llevarse al diente, y además acababa de cruzar el pasillo, rodeado de enloquecidas y aullantes treceañeras, un chico jovencito que, dicen, hace una serie en la tele. O sea. La España analfabeta y cutre que le negó un Goya a Viggo Mortensen, por ejemplo. Y Antonio dijo: esto se ha terminado, colega. El último, que apague la luz. Y yo estaba a punto de decirle vámonos al Museo del Whisky, compañero, y que le den por saco al cine, cuando se sienta con nosotros Lucía Jiménez, encantadora como siempre, guapísima, estupenda actriz, con un vestido rojo pasión y escote palabra de honor que le sienta de maravilla. Y de pronto ese rincón del bar del María Cristina vuelve a ser lo que fue, como si un foco de gran estreno acabara de encenderse en el techo.

Así era el cine, me digo. Así debería ser todavía, pardiez. Es el vestido rojo de Lucía el que ha obrado el milagro –no todas pueden llevarlo como ella lo lleva–, y por un momento parece que el bar esté otra vez en tiempos del cine de verdad. Son los viejos mitos los que funcionan a favor, ayudando a reconstruir el ambiente. Así, trasegando brebajes adolfeños entre bendito humo de cigarrillos, Antonio y yo recordamos el año en que vimos bajar despacio por la escalera, espléndida dentro de un vestido rojo fascinante, a una joven bellísima que nos dejó petrificados en el vestíbulo cuando nos disponíamos a ir al estreno de El Zorro; y al preguntar cómo se llamaba aquella aparición de carnes tan adecuadas nos dijeron que era una chica nueva, recién llegada al asunto. Una tal Catherine Zeta-Jones.

Pedimos ahora alcoholes más contundentes, cambiando la seda por el percal. Lucía se va a un estreno. Antonio, Imanol, Adolfo y yo nos quedamos recordando películas, nombres, momentos del cine que son tan reales como nuestras vidas. El vestido rojo ha obrado el milagro de devolver a nuestro rincón, un año más, el encanto de otro tiempo. Bendita sea esa chica, pienso. Bendito sea el cine que sólo fue de verdad cuando era mentira. Entonces cuento la última. Una historia mía, reciente. Nápoles, hotel Vesubio, hace unos días. Voy camino de mi habitación, se abre la puerta del ascensor y sale Sophía Loren morena, peinadísima, maquillada, siempre perfecta. Vestida de rojo. Te lo estás inventando, dice Antonio. No invento nada, respondo. Tienes mi palabra de honor. Entonces sonríe bonachón, feliz, y apura el quinto White Label con cocacola. Tres vestidos rojos esta noche, amigo. Tres. El cine todavía guiña un ojo a quienes creyeron en él.

Arturo Pérez Reverte.

Sin pensármelo un momento

Aquí les dejo el enlace de una bonita historia, vivida y contada por Arturo Pérez-Reverte: Amor bajo cero.

Verdes



¿Sabes tú lo que más amo en el mundo? ¿Sabes tú por qué daría yo el amor de mi padre, los besos de la que me dio la vida y todo el cariño que pueden atesorar todas las mujeres de la tierra? Por una mirada, por una sola mirada de esos ojos... ¡Mira cómo podré dejar yo de buscarlos!

Los ojos verdes, Gustavo Adolfo Bécquer.

miércoles, 29 de junio de 2011

Layla



Layla, canción escrita por Eric Clapton a la mujer de sus sueños, Pattie Boyd.

martes, 28 de junio de 2011



She says there's no turning back...

(sin título)




Despierta tiemblo al mirarte,

dormida me atrevo a verte;

por eso, alma de mi alma,

yo velo mientras tú duermes.

(Gustavo Adolfo Bécquer)

jueves, 16 de junio de 2011

domingo, 12 de junio de 2011

You got me so...




...I can't sleep at night.

Generalmente cuando me despierto por las mañanas siempre lo hago cantando mentalmente una canción, que ya va sonando en mi cabeza desde que comienzo a despertarme. Hoy ha sido ésta.

sábado, 11 de junio de 2011

Deseos entrelazados




La dama de blanco, apoyada en la barandilla, ignora al caballero vestido de marrón, centrando su atención en el que está vestido de blanco, que a su vez, corteja a la señorita que se encuentra en compañía del hombre con sombrero. Y, éste último, mira a la dama situada frente a él, que solo tiene ojos para su perrito. Que complicado se vuelve todo. Y lo peor es que aun se podría complicar más, nada he dicho sobre la señorita que está bebiendo, ni de los dos hombres que hablan con la mujer... y ahí parece haber mucho que decir.


P.S.: Cuadro de Auguste Renoir, El almuerzo de los remeros.

¿Marilyn o Jackie?




¿Solo se puede ser una de las dos?

martes, 7 de junio de 2011

martes, 31 de mayo de 2011

Danza Serpentina



Señoras y señores, tengo el orgullo y honor de presentarles a los únicos, irrepetibles e inolvidables... (redoble de tambores)... HERMANOS LUMIÈRE, con esta fantástica obra en donde, guiados por su afán científico y de investigación, experimentan con los colores y el movimiento mediante este entretenido baile.

lunes, 23 de mayo de 2011

Ha llegado el momento




"El pueblo no debería temer al gobierno, el gobierno debería temer al pueblo" (V de Vendetta)


Ha llegado el momento de que España, un país con un importante retraso en el sistema político gracias, principalmente, a la dictadura de Paquito, comience a demandar sus derechos, a luchar por ellos. No puede ser que sigamos impasibles frente todas las fechorías, tropelías y desaguisados que comente la clase política.

¿Qué sistema político es aquel en el que se vuelven a presentar en las listas a personas imputadas por corrupción? ¿Cómo pueden gobernarnos individuos que no están formados para desempeñar medianamente su cargo? No es que abogue por una tecnocracia pura, pero si que haya un mínimo de requerimientos para la clase dirigente, igual que lo hay para todos los empleos.

Una gran masa de población no se siente representada por los partidos predominantes, no escuchan nuestra voz, están demasiado ocupados en perpetuar su poder y engrosar su bolsillo como para ser lo que son: nuestros representantes, nada más. Ellos están allí porque nosotros los hemos elegido, ellos no tienen más poder que el que nosotros les otorgamos. E igual que se lo damos se lo podemos quitar. Ha preponderado la desunión en la izquierda, pero eso parece que comienza a cambiar, está surgiendo un sentimiento político e ideológico que puede que responda a nuestros deseos de lograr un verdadero sistema democrático.

Los resultados electorales del 22 de mayo son desalentadores, pero también hay que pensar que todo movimiento social lleva tiempo para gestarse y desarrollarse. El otro día alguien me comentaba que estamos ante un "acontecimiento histórico",no sé si llegará a tanto, pero tengo esperanza en que si. Esta claro que el sistema no funciona, así que habrá que cambiarlo.

martes, 5 de abril de 2011

Cantar de los cantares



Hacía ya tiempo que me rondaba la idea de leerme el Cantar de los cantares, siempre lo pintan tan erótico que tenía curiosidad de ver hasta que punto llegaba la sensualidad del texto. En realidad no es más que una composición poética en donde tanto el amado como amada aluden al otro de forma amorosa, y bastante casta para lo que me imaginaba.

Aquí dejo algunos de los fragmentos que más me han gustado.



El anhelo de la esposa

Que me bese ardientemente con su boca!
Porque tus amores son más deliciosos que el vino;
Sí, el aroma de tus perfumes es exquisito,
tu nombre es un perfume que se derrama:
por eso las jóvenes se enamoran de ti.
Llévame contigo: ¡corramos!
El rey me introdujo en sus habitaciones:
¡gocemos y alegrémonos contigo,
celebremos tus amores más que el vino!
¡Cuánta razón tienen para amarte!





Como un manzano entre los árboles silvestres,
es mi amado entre los jóvenes:
yo me senté a su sombra tan deseada
y su fruto es dulce a mi paladar.
Él me hizo entrar en la bodega
y enarboló sobre mí la insignia del Amor.
Reconfórtenme con pasteles de pasas,
reanímenme con manzanas,
porque estoy enferma de amor.



En mi lecho, durante la noche, busqué al amado de mi alma.
¡Lo busqué y no lo encontré!
Me levantaré y recorreré la ciudad;
por las calles y las plazas,
buscaré al amado de mi alma.
¡Lo busqué y no lo encontré!
Me encontraron los centinelas
que hacen la ronda por la ciudad:
"¿Han visto al amado de mi alma?"
Apenas los había pasado,
encontré al amado de mi alma.
Lo agarré, y no lo soltaré
hasta que lo haya hecho entrar
en la casa de mi madre,
en la habitación de la que me engendró.




Yo soy para mi amado,
y él se siente atraído hacia mí.
Invitación al encuentro amoroso
¡Ven, amado mío,
salgamos al campo!
Pasaremos la noche en los poblados;
de madrugada iremos a las viñas,
veremos si brotan las cepas,
si se abren las flores,
si florecen las granadas...
Allí te entregaré mi amor.
Las mandrágoras exhalan su perfume,
los mejores frutos están a nuestro alcance:
los nuevos y los añejos, amado mío,
los he guardado para ti.


P.D.: Las imágenes provienen de una sesión fotográfica de Ellen von Unwerth a Maryna Linchuk para la edición turca de Vogue.

martes, 8 de marzo de 2011

R.E.M.



El título de la canción es un juego de palabras, ya que en alemán "über" es sobre, sería algo así como "sobre Berlín".

Este videoclip me llama la atención porque consiguen mediante pocos elementos lograr que el resultado no este nada mal. Solo se necesita alguien dispuesto a hacer el ridículo, preferentemente con buen porte, ya que sino no quedará igual de bien. Más una coreografía medianamente esbozada y un cámara. Punto.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Baile sensual en la década de los 30



Hoy vi la interesante película Scarface de 1932, dirigida por Howard Hawks. Es uno de los primeros films que se hacen sobre la mafia y los ganster y será un modelo a seguir y copiar por el resto de las películas de este género.

Como curiosidad cabe reseñar que el director pagaba un extra a quien se le ocurriera una ingeniosa forma de insertar cruces en las escenas. De esta forma continuamente a lo largo de la película nos encontramos con cruces formadas por juegos de luces, elementos arquitectónicos... que hacen referencia a la cicatriz en forma de cruz del ganster protagonista Tony Camonte.

Y comento tanto de la película para poder poner este fragmento en que vemos a la hermana del Tony,Cesca, marcándose un baile sensual para los años 30. No sé a vosotros pero a mi me ha sorprendido bastante, ese movimiento de brazos no sé ni como describirlo.

domingo, 23 de enero de 2011

Carteles II



Aquí hay otra selección de carteles de películas clásicas. La mayoría provienen de este blog, en donde hay todos los carteles y más que podáis desear de cualquier película: http://miscartelesdecine.blogspot.com/
















Genial discurso



La fantástica película El Gran Dictador cuenta al final de la misma con uno de los discursos más conmovedores que he oído nunca, se me ponen los pelos de punta cada vez que lo oigo. He podido escuchar anteriormente frases con el mismo significado... pero la forma en que se expresa, el sentimiento, como en un mismo discurso convergen tantas ideas que al final se resumen en una, la Paz y el Amor, lo convierten en el mejor de los discursos.

sábado, 22 de enero de 2011

Agnes Obel



Este tipo de música es la adecuada para cuando lees una interesante novela, dibujas, o antes de dormir. También me recuerda a los domingos por la mañana, mi momento preferido de la semana.

viernes, 21 de enero de 2011

Una perspectiva diferente desde Playboy


De un tiempo a esta parte parece que se ha puesto de moda el símbolo de playboy, y digo símbolo puesto que representa de alguna forma un concepto moral, que es el que se le asocia a dicha revista. La verdad es que no me gusta, y no comprendo la moda de que ahora veamos el dichoso dibujito en ropa, colonias, peluches... sin sentido. Aunque menos mal que ya está decayendo. Parece que ser una "conejita playboy" significar ser ¿sexy? Para mi los atributos que se consideran propios de una "conejita playboy" como rubia de bote, enormes tetas de silicona y tontas, no me parecen propios de una mujer deseable. Aunque supongo que dependerá de cada uno.

Pero este post en realidad no versa sobre una crítica a las modas más absurdas o que modelos se siguen en la sociedad actual, sino sobre algo bien diferente, publicaciones de Playboy que se salen de su tónica habitual y que resultan divertidas y de gran carga erótica pero sin caer en lo vulgar, y todo ello aderezado con grandes dosis de calidad. Por ello he decidido hacer un post en donde aparezcan algunas de esas publicaciones que a lo largo del tiempo he ido encontrando por la red.